NOTA DE PRENSA ENVIADA A MEDIOS LOCALES Y REGIONALES
Lejos de querer reincidir en la misma problemática una y otra vez, desde Empresarial Vegas Bajas y ADEMYC, no podemos más que ir de vuelta con el famoso botellón, esta vez por los hechos acaecidos en el pueblo de Calamonte, protagonizados por varios jóvenes de la localidad y otros cuatro vecinos de Montijo y Puebla de la Calzada.
Como asociaciones empresariales, no solo estamos preocupados por los perjuicios que dicha actividad genera de forma directa e indirecta al sector de la hostelería, sino que, además, nos inquieta sobremanera la fórmula de ocio que desde las administraciones públicas se está fomentando entre nuestro jóvenes, que no augura precisamente un buen futuro en cuestiones de salud.
Es irremediable señalar a nuestros representantes políticos, pues desde los primeros conatos que después dieron origen al botellón, no se ha querido enfrentar el problema, adaptando las normativas y ordenaciones urbanísticas a las tendencias alcohólicas de la población.
La deriva de esta celebración semanal ha ido precipitando en un cóctel anárquico, que poco tiene que ver con lo que realmente debemos esperar de una sociedad civilizada: Las peleas masivas, la ingesta de alcohol por parte de menores, el consumo excesivo y descontrolado, la conducción temeraria en condiciones de embriaguez y la normalización de la bebida como narcótico, más que como elemento socializador, forman parte indisoluble de esta práctica aceptada por los gobiernos regionales extremeños, que incluso legislaron para que los ayuntamientos se vieran obligados a crear recintos especialmente indicados para la celebración del botellón.
Entendemos que desde el punto de vista del joven no puede llegar a percibirse la gravedad de todo esto. Pero lo que parece absolutamente irracional es la laxitud con la que los más adultos nos enfrentamos al tema.
Las administraciones públicas han preferido remar a favor de la corriente. Ahora la costumbre se ha hecho ley, por lo que el salto a un punto anterior es, cuanto menos, traumático.
Dicho esto creemos que es hora de aportar solucionas. Y entre ellas no puede estar el continuismo.
La ingesta masiva de alcohol no puede apreciarse como un acto sin consecuencias devastadoras a corto, medio y largo plazo. Desde los accidentes fortuitos, pasando por las peleas, para terminar en la cronificación de enfermedades potencialmente mortales, no solo aportan dolor a nuestros jóvenes, sino que, además, y por si fuera poco, son los impuestos de todos con los que se sufragan los daños. Socialmente hablando nos encontramos ante un fracaso institucional, incapaz de dirigir con inteligencia los impulsos naturales del adolescente.
Exigir una normativa urbana estricta, con un orden de prioridades lógico, es el primer paso. Continuar con controles policiales efectivos es lo siguiente. Pero nada de esto tendrá óptimos resultados sin un programa global de reeducación, donde las familias tienen un papel primordial.
José María López Lago Romero
Presidente de la asociación de empresarios ADEMYC
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